Atmósfera

Esta mañana, mientras almorzamos, el restaurante esta ocasionalmente lleno, el bullicio de las conversaciones en las mesas contiguas es mas alto de lo habitual, el choque de los cubiertos con los platos, el cristal de los vasos al toque con las mesas es mas notorio que otros días, que la semana anterior a esta o la anterior a la anterior, tal vez por las fechas festivas que acaban de pasar o por las que ocurrirán los siguientes días.

Un sábado mas que estamos aquí almorzando como se nos había hecho costumbre en el ultimo mes, recién llegamos a la mesa y el mesero que nos reconoció llego a saludarnos y a ofrecernos café o jugo, con familiaridad buscaba una breve conversación con nosotros, que ha decir verdad habíamos concedido esa confianza en las semanas anteriores por hacerlo adivinar nuestras edades en uno de nuestros debates sobre como los demás nos veían o pensaban de vernos juntos.

Regularmente me da hambre alrededor de las 10 am por lo que agradezco que podamos pasar al restaurante a desayunar, estos sábados duermo poco, ya que salgo por la noche y conduzco por varias horas durante la madrugada para recorrer los aprox. 600 km desde donde vivo ahora, poder llegar durante la mañana a este lugar que ya teníamos como nuestro, registrarme y descansar un poco mientras espero a que ella llegue, para mi fortuna no debía esperar mucho. 

Y aunque la comida no era de la mejor, calmaba el hambre, yo que soy algo especial para comer, solicito siempre algo que elijo detalladamente, ella se sirve libremente del Buffet, me gustaba verla disfrutar de la comida, según me cuenta es de las cosas que mas le gusta hacer, comer, aprovechando su genética y su buen sistema digestivo presume con una sonrisa. En una ocasión me serví unos hot cakes de la barra y como era mi costumbre los bañe en mantequilla y miel de Maple, mas de lo que regularmente se recomienda obviamente y desde ese día me pedía que le preparara unos iguales a esos como ultimo platillo de la mañana. Estos desayunos juntos son de mis momentos favoritos del día, de la semana, del nosotros que compartimos. Ella esta consciente alegre, ríe abiertamente, hablábamos y hablábamos de su familia, de sus amigos, de los días en la oficina, la escuela y cualquier otra cosa que ocupe nuestros pensamientos en estos momentos.

Veo sus grandes ojos, como me mira con sus pupilas aun dilatadas, sus labios carnosos, que me encantan, moviéndose sin perder la sonrisa, sus manos regularmente rozando las mías, su cuerpo relajado que se mueve con naturalidad y libertad, para ir a servirse la comida, y aunque ella siempre me ha parecido naturalmente bonita, en estos momentos esta especialmente hermosa, sin una gota de maquillaje, su piel brilla, su cabello un poco revuelto que trata de aplacar con sus manos constantemente, la noto feliz, sin complicaciones, viviendo el momento y me encanta estar aquí frente a ella.

Yo considero este lugar, esa habitación, este restaurante algo especial para nosotros, es testigo de momentos alegres, felices, extremadamente eroticos y hasta vergonzosos, en una ocasión anterior entro una empleada a realizar limpieza, supongo, encontrándonos en un momento incomodo por decirlo de alguna manera, entregados a la pasión por decirlo de una forma mas especifica, desde ese evento no olvido poner el seguro de la puerta cuando entramos a la habitación. Este lugar es para mi nuestro lugar especial en el universo, donde estamos pasando increíbles aventuras, memorables instantes y donde la he llegado a conocer, donde la amo y donde me siento amado, feliz.

Recuerdo la primera vez que venimos aquí, queda cerca de donde vive, tuvo que mentir en su casa, a su madre, diciendo que trabajaría ese sábado, por lo que llego muy arreglada, con botas, maquillada y con un peinado de oficinista, lo habíamos acordado unos días antes y le confirme por la mañana muy temprano que había llegado, le di el numero de habitación que nos asignaron y al poco tiempo toco la puerta de la habitación, entro y note que estaba emocionada, se veía un poco agitada y sonreía nerviosamente, la aventura le jugaba sensaciones nuevas a su cuerpo. Recuerdo su rostro de ese día y lo contrasto con el de hoy tan radiante, tan libre y ambos me gustan demasiado.

Ella ocupa toda mi atención, mi tiempo y mi espacio esta mañana, tanto que deje de oír todo el ruido del ambiente que al llegar note, ella con su belleza, su alegría y todo lo que provoca en mi logra que todos lo que estén nuestro alrededor deje de tener alguna importancia, se produzca un vacío como si desapareciera la atmósfera, estuviéramos solos en la inmensidad del universo y no pudiera escucharse nada mas, me doy cuenta de que ya me tiene y me gustaría besarla. Será mejor que pida la cuenta.

Julio Cesar


Puedes escuchar esta historia en nuestro Podcast de Spotify

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *